En un contexto global donde la sostenibilidad es un requisito creciente en los mercados internacionales, la certificación del Marine Stewardship Council (MSC, por sus siglas en inglés) aparece como una herramienta estratégica para la industria pesquera argentina. Sin embargo, su adopción en el país aún es incipiente y enfrenta múltiples desafíos, tanto estructurales como políticos.

El estándar MSC es reconocido mundialmente por validar prácticas pesqueras sostenibles y bien gestionadas. Para obtener la certificación, una pesquería debe cumplir con tres principios fundamentales: la sostenibilidad de las poblaciones objetivo, el impacto ambiental reducido y una gestión efectiva.
Es importante destacar que este proceso es voluntario y para lograrlo se tienen que cumplir con los tres principios antes mencionados. Sus beneficios son mensurables por lo que es importante considerar a este proceso como una inversión a largo plazo. Entre muchos de ellos podemos mencionar: el acceso a nuevos mercados con consumidores más exigentes dada la conciencia ambiental, mayor visibilidad, prestigio y reputación, mejora los procesos de las pesquerías con una visión a largo plazo promoviendo prácticas sociales y ambientales sostenibles y sustentables. Es decir, una inversión a largo plazo donde ganamos todos.
En la República Argentina, el proceso de certificación ha sido lento y desigual. La primera pesquería en lograrla fue la de la Vieira Patagónica (Zygochlamys patagonica), que desde el año 2009 cuenta con el sello MSC gracias al esfuerzo del sector privado y el trabajo conjunto con las instituciones de la Administración Pública. A mediados del año 2011, la pesquería de Anchoíta (Engraulis anchoita) bonaerense obtuvo su certificación MSC aunque luego de más de una década la misma fue suspendida y su certificado de pesquería retirada del estándar MSC fue publicado en la página web de dicho sitio en enero de 2024. Luego la pesquería de Merluza de Cola (Macruronus magellanicus) inició un camino hacia la certificación obteniendo la misma en el año 2012, seguida por la pesquería de Centolla (Lithodes santolla), que obtuvo su certificación en el año 2022 en la zona central de captura y por último, el Langostino (Pleoticus Muelleri) correspondiente al área de distribución costera de la Provincia del Chubut.
El pasado abril, la pesquería de Langostino (Pleoticus Muelleri) en aguas de la Provincia del Chubut logró la certificación de la pesquería, obteniendo un reconocimiento internacional a la pesca sostenible. Esto, sin dudas, es el resultado de un esfuerzo compartido entre los gobiernos locales que entendieron lo importante que resultaría este proceso, así como la flota, las empresas y sus cámaras empresarias que impulsaron la propuesta insistiendo sobre los beneficios que conlleva la obtención del sello azul. Un proceso que demoró más de diez años, pero que finalmente se concretó y sobre el que se deberá seguir trabajando, ahora para mantenerlo.
Asimismo, la pesquería de Langostino (Pleoticus Muelleri) offshore, es decir, en aguas de jurisdicción nacional ya comenzó su camino hacia la certificación MSC. Es sabido que será un proceso que requiere tiempo, articulación, definiciones y decisiones políticas que conduzcan el proceso, pero sin ninguna duda, es un desafío que la principal pesquería del país se debe para sí, para proyectarse un futuro y seguir creciendo, sobre todo si se considera la presión que ejercen los mercados sobre este tipo de acciones.
Grandes cadenas de supermercados europeos y compradores internacionales exigen productos con certificación de sostenibilidad. En este contexto, avanzar hacia la certificación MSC permite no solo mejorar la reputación internacional de los productos pesqueros argentinos, sino también consolidar su acceso a mercados clave y aumentar el valor agregado de las exportaciones.