Skip to main content

 En el mundo actual, hablar de sustentabilidad empresarial ya no es suficiente si no se contempla también la dimensión social. Las empresas que apuestan a un futuro sostenible entienden que su papel va más allá del cuidado ambiental: también tienen la responsabilidad de generar inclusión, fortalecer las economías locales y mejorar la calidad de vida de las comunidades con las que conviven.

Hace unas semanas compartimos una nota donde planteamos la Sustentabilidad Empresarial como un esquema de triple impacto; y en ese escenario es necesario complementar con el rol que tiene la Responsabilidad Social Empresaria aportando acciones concretas al desarrollo de las comunidades y con la misma mirada integran que abarque no solo a las actividad extractivas y productivas, sino que tenga una mirada más allá del nicho propio.  En el caso de la industria pesquera, donde gran parte de las ciudades costeras dependen directamente de la actividad, la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) aparece como un complemento necesario de la sustentabilidad. Mientras que la gestión ambiental asegura la continuidad de los recursos, la RSE busca garantizar que esa continuidad sea equitativa, justa y beneficiosa para todas las personas.

La RSE como compromiso social

La RSE puede pensarse como el modo en que las empresas asumen voluntariamente compromisos que trascienden la producción. Significa invertir en formación laboral, crear oportunidades para jóvenes, mujeres y disidencias, promoviendo condiciones de trabajo seguras, acompañando a proveedores locales y apoyando proyectos comunitarios.

En la pesca, esto adquiere un valor especial: las comunidades costeras necesitan de empresas que no sólo extraigan recursos, sino que también devuelvan valor social en forma de empleo digno, innovación y oportunidades de desarrollo.

En el sector pesquero, hay varias experiencias vinculadas a la RSE, aunque lo que sucede muchas veces es que se vuelven acciones con un tinte más filantrópico, y no se formalizan en procesos ni se instalan como acciones tendientes al sostenimiento y desarrollo. Aun así, es sabido que grupos empresarios radicados en el país han incorporado la RSE como parte de su estrategia global, con programas de mejora en condiciones laborales y apoyo a comunidades.

En Argentina, la certificación de pesquerías bajo el sello Marine Stewardship Council (MSC) refleja cómo la sustentabilidad ambiental y la responsabilidad social pueden ir de la mano: empresas, gobiernos y organizaciones trabajan juntos para fortalecer las prácticas pesqueras, proteger el recurso y al mismo tiempo abrir oportunidades para las economías locales.

Mirando hacia adelante

El futuro de la pesca argentina puede nutrirse de programas de RSE que se consoliden como políticas de largo plazo. Algunas acciones clave podrían ser:

  • Impulsar mesas de economía circular pesquera, que integren a empresas, sindicatos, gobiernos y ONGs. Considerar a los proveedores locales, alimentando también un encadenado
  • Crear programas de formación laboral y equidad de género, fomentando la inclusión de jóvenes, mujeres y disidencias en el sector; una deuda pendiente y que se presume fácil de concretar (o al menos, generar acciones que acerquen a una mayor equidad).
  • Desarrollar alianzas con instituciones educativas, (centros de formación profesional, universidades y centros de estudio, escuelas técnicas y secundarias) que permitan pasantías y proyectos conjuntos de investigación.
  • Avanzar en incentivos e instrumentos de política pública en los ámbitos locales y/o provinciales, que generen beneficios más allá de lo económico e inmediato, sino que sean aportes que permitan un cambio de paradigma.

Un camino complementario

La sustentabilidad ambiental y la responsabilidad social no son caminos separados: son dos caras de una misma visión. Una pesca verdaderamente sostenible debe ser, al mismo tiempo, ambientalmente responsable e inclusiva en lo social.

La industria pesquera argentina tiene la oportunidad de consolidarse no sólo como motor económico, sino también como agente de transformación social, aportando al bienestar de las comunidades y al desarrollo de un futuro más justo.

Por lo tanto, y otra vez retomando lo que planteamos en la nota de referencia, es importante considerar a la RSE y la Sustentabilidad Empresarial como un complemento necesario, de cumplimiento urgente y obligatorio. El mundo sigue su transformación, y aportar acciones que contribuyan a esas transformaciones, muchas veces solo es una cuestión de decisión y compromiso. Y si bien para muchos el lograr la certificación de productos y/o pesquerías es el mayor anhelo (por el impacto comercial) comenzar con acciones sociales y bajo esquemas de RSE, sin dudas también es un pilar fundamental que considerar.